Eladio Piñeiro fundó junto a su mujer Bodegas Mar de Frades en 1983, después de estar varios años elaborando vino Albariño, antes de que se concediera la Denominación de origen Rías Baixas. Nunca deseó una bodega de grandes dimensiones, pero siempre se obsesionó por elaborar un vino personal, con un Packaging totalmente descontextualizado y rompedor, y así nació una elaboración especial de mosto lágrima que presentó en sociedad con la cosecha del 91 y una vestimenta única (botella de vidrio azul personalizada), que supuso toda una revolución en cuanto a imagen externa de un vino de calidad, llegando a aparecer en la revista estadounidense Time. Otro hito comercial vino con el uso pionero de una etiqueta termosensible, que incorporaba un mensaje oculto para el consumidor, consistente en un galeón invisible que cobraba colos cuando el vino estaba a temperatura de cata, y que aporta la posibilidad de una degustación óptima. También consiguió posicionar un licor de orujo exclusivo, cuyo packaging y el del resto de la gama alcanzaron repercusión con su diseño basado en la forma de un alambique tradicional utilizado en la destilación. Esto da una idea de la exclusividad de los consumidores a los cuales se dirigió, para ellos trató de hacer elaboraciones muy especiales basándose en las raíces de esta tierra del Salnés, extrayendo lo que hay de excepcional en la variedad Albariño tanto en el vino como en la destilación de sus hollejos.
En enero del año 2003, a causa de una dolencia grave de su pareja, decidió atender alguna de las ofertas de compra que cada año recibía, dado que su marca en todos los estudios de mercado salía como la de mayor capacidad de crecimiento entre otras características, ya que se resistía a producir más con el riesgo de no mantener el nivel de calidad y exigencia que se había impuesto. Dada la situación familiar y para tener garantías de afrontarla, decidió vender única y exclusivamente su marca "Mar de Frades", la patente de la botella azul y del Alambique, firmando un pacto de no competencia durante 3 años y alquilando la bodega durante ese período. Motivado por ese acontecimiento familiar, y tras su feliz desenlace, regresa para confirmar lo que verdaderamente le emociona y mantiene lleno de vida. Casi se lo arrebatan, pero finalmente el destino quiso que tuviese la posibilidad de hacerlo y además con tiempo para meditar y decidir lo que más podía satisfacerle aportar al mundo del vino sin tener en cuenta lo que se comercializa en un mercado saturado de oferta. En los años siguientes elaboró en Europa central y Alentejo (Portugal) para perfilar sus nuevos vinos.
En 2005 Eladio empezó la elaboración de un vino en homenaje a su mujer, que se había recuperado por completo. Puso en marcha la transición a la agricultura biodinámica, dejando durante años que las viñas se liberasen de pesticidas, y practicando una viticultura acorde. Por los conocimientos adquiridos en Alsacia y en Burgenland, sus elaboraciones conllevan una muy lenta fermentación y larguísimas crianzas con lías finas, que potencian las características de la variedad y aportan estructura y longevidad.
En 2008 regresó al mercado con "Frore de Carme", un albariño rural de fermentación espontánea sin levaduras industriales, buscando la autenticidad y características propias de esta variedad, en complicidad con el carácter que le imprime el microclima del Valle del Salnés y sus suelos de granito degradado. Mantuvo su espíritu innovador utilizando un novedoso tapón de cristal, en una botella de diseño propio (un "ánfora art nouveau"), y recuperando la idea de la tinta termosensible, esta vez con un pez portado en el pico por un cormorán, en una de las varias figuras serigrafiadas de este ave, en honor a la Ría de Arosa.
Además incluía dos saltos térmicos: cata profesional y límite de frío. Eladio fue también precursor al incorporar el sistema braille en sus etiquetas. A nivel de mercado, Frore de Carme fue el primer albariño en comercializarse con 4 años de crianza, cuando lo habitual hasta entonces era hacerlo a los 5 meses de la vendimia. En Alentejo lanza las marcas Camões (por Luís de Camões) y Saga EP. Su botella es una reproducción de las que transportaban las carabelas en los descubrimientos, basándose en la historia de la población donde radica su bodega.
En 2012, presentó Envidiacochina, un vino con una etiqueta que representa un hipotético recorte de prensa de un medio anglosajón, donde se explica la expresión popular española "envidia cochina". La etiqueta, a modo de tira cómica, muestra una viñeta distinta en cada nueva añada. La Dama, personaje principal de la historieta y que personifica la Envidia, es protagonista absoluta en esta primera añada, mostrando sus senos sin cubrir, lo que motivó el rechazo de la FDA. La Dama se representó aquí con una cabeza cortada en la mano, emulando el clásico icono de Salomé, y la viñeta fue censurada, teniendo que lanzar al mercado una revisión de la misma con la figura vestida. Otro elemento diferenciador en el packaging de este producto es su tapón completamente natural, producido con caña de azúcar en vez del tradicional tapón de corcho. Dado el exceso de acidez de los vinos gallegos, sobre todo antaño, y para que éstos no pierdan longevidad con el proceso natural de la fermentación maloláctica, Eladio puso en marcha un método para autorebajar la acidez al vino. Usó para ello conchas de ostras en suspensión dentro de un tanque de inox, por su alto contenido en calcio. Este método fue objeto de interés en el sector.
En los últimos años Eladio ha ido sacando otros productos, siempre realizando micro-vinificaciones de viñas muy específicas buscando vinos expresivos, longevos y de un amplio maridaje gastronómico. El Albariño Amodiño, de crianza prolongada sobre lías de diferentes añadas, en cuba de acero y posterior crianza en botella, con un carácter muy marcado de la variedad y del terruño, un albariño “crudos”, sin artificios y con una gran complejidad, como todos los que elabora. También La Ola, con la misma viticultura y enología. Su packaging y etiqueta son un homenaje a la primera botella azul del mercado español, que comentábamos antes, y Frore de Carme Millésime Brut Nature, elaborado por el método Ancestral que, a diferencia del tradicional, es de una sola fermentación, por lo que su burbuja es muy fina y está integrada, al estilo de algunos Champagnes, siendo muy cremoso y crujiente. También destacar su lado gastronómico de amplio maridaje. Tanto en el campo como en la bodega su objetivo es la biodinámica, por ello se practica en el minifundio productivo, pequeñas parcelas en diferentes lugares de la Subzona del valle del Salnés (Rías Baixas) y en las viñas del Pago “Pombal” en Estremoz, Alentejo. Practica una viticultura de precisión, saca el rendimiento que las viñas producirían si fuesen muy viejas además de no utilizar fitosanitarios agresivos, así como el respeto al entorno natural. Por ello, la familia ha decidido elaborar vinos y orujos apartándose del circuito habitual de venta, creando una nueva categoría para canalizar exclusivamente toda su gama de producción. Así tendrán absoluta libertad de creación y elaborarán pequeñas cantidades para darlo a conocer a los amantes del vino que buscan premiarse.
Frore de Carme de Eladio Piñeiro es un vino singular tanto en su metodología de elaboración como en su taponado, diseño y funcionalidad de su envase:
El Albariño Frore de Carme reserva doble lías 2016 corresponde a una añada calificada por la Denominación de Origen RÍAS BAIXAS como Excelente. Albariño ancestral, genuino, artesanal y en perfecta armonía de frescura, elegancia y amplitud. De fermentación espontánea, sin mano láctica y de crianza prolongada sobre sus propias lías. Los viñedos se encuentran distribuidos en zonas privilegiadas dentro de la variada orografía del Valle del Salnés. La vendimia de la cosecha del 2016 fue durante la penúltima y última semanas de septiembre. Tras la recolección manual de los racimos en la viña y posterior selección en bodega se maceran (8-10 horas), se realiza pie de cuba días antes para que ayude a la fermentación espontánea con sus propias levaduras “salvajes”, fermenta a una baja temperatura muy prolongada en el tiempo. Estuvo en crianza sobre sus lías finas, realizándose batonage mensual, en tanque de inox, durante 1 año, más 3 meses con lías de la añada siguiente (2017), posteriormente maduró 6 meses más, siendo embotellado en noviembre de 2018, para una posterior crianza en botella de 1 año. Embotellado, en día Flor, e iniciamos su comercialización en el mes de enero de 2020.
FASE VISUAL: amarillo pajizo, brillante e intenso.
FASE OLFATIVA: Mineralidad salina, frutas blancas, manzana, pera… con toques cítricos, hinojo. Intenso y complejo.
FASE GUSTATIVA: Fresco con carbónico de fermentación, cítrico, amplio, graso, glicérico. Notas frutales en almíbar, acidez equilibrada, estructurado, mineral y con final muy largo y persistente.
